El mundo de los valores éticos o
morales es el deber ser. La norma moral nos rige en nuestra conducta, determina
nuestro deber ser. Así como nos rige a nosotros, también debe regir a los
candidatos a los municipios distritales, porque la ética política es
comportarse de manera responsable en el cargo, es el deber ser del funcionario.
Se han inscrito muchos
candidatos para la municipalidad de
Chupa. Dedico, con respeto, esta columna al MOVIMIENTO REGIONAL FRENTE AMPLIO
DE PUNO, al MOVIMIENTO REGIONAL PROYECTO
DE LA INTEGRACION PARA LA COOPERACION y a otros. Son mis mejores deseos a los candidatos, reconozcan la ética como elemento esencial en la
política y los políticos.
Las crisis sociales y económicas,
como en las que ahora se encuentran envuelta nuestra sociedad, someten a prueba
nuestro carácter y nos dan la oportunidad de examinar los valores que rigen
nuestro diario quehacer. En nuestro microcosmos, somos también afectados por lo
que nos rodea, pero más afecta nuestro desarrollo la falta de principios éticos
o morales en determinados sectores de nuestra sociedad, los cuales, por el
contrario, deberían ser ejemplo de conducción humana.
No todos los valores son éticos.
Los valores morales (ojo, no confundir con los religiosos, porque ética y moral
son lo mismo, pero no necesariamente hablar de moral implica hablar de
religión), son los correspondientes a la conducta del hombre, son con
referencia ética.
El mundo de los valores éticos o
morales es el deber ser. La norma moral nos rige en nuestra conducta, determina
nuestro deber ser. Así como nos rige a nosotros, también debe regir a los
candidatos a la municipalidad de Chupa, porque la ética política es comportarse
de manera responsable en el cargo, es el deber ser del funcionario.
Son los principios éticos
universales los que moralmente deben regir nuestra vida personal, profesional y
organizativa, si deseamos cumplir verdaderamente con nuestro cometido. El
objetivo que perseguimos, es que nuestro país pueda encontrar su propia cultura
y propósito, dando a todos los ciudadanos derechos iguales y proporcionales.
Para ello debemos aceptar que somos parte orgánica de un conjunto y reconocer
nuestra obligación de contribuir desinteresadamente a ese conjunto. Esta
realización, vigente con fervor en nuestros corazones, lleva consigo gran
responsabilidad y convicción de que debemos cultivar e instituir en todos
nosotros aquellos valores éticos que nos hagan mejores personas.
Debemos esforzarnos para ser la
causa de cosas buenas, teniendo en mente que nuestras acciones hablan con más
fuerza que nuestras palabras. Al orientar nuestras acciones hacia lo positivo y
entregarnos por entero a nuestros fines, veremos cómo se nos facilita ayudar a
los demás a superar sus problemas. El resultado de esta actitud mejorará
nuestra responsabilidad y nos ayudará a ser justos con nosotros mismos. No nos
tomemos demasiado en serio -como es característico de nuestros políticos- y
veamos las cosas con un buen sentido de humor. Trabajemos con energía y
entusiasmo, porque el ocio es responsable de actitudes negativas y de la
oxidación de nuestra inteligencia, eje central de una existencia productiva y
consecuencia de una vida intensa y útil.
Nunca renunciemos a nuestros
sueños, pero tampoco soñemos con lo inalcanzable. Defendamos nuestra opinión
con vigor sensato, pero respetemos la de aquellos que disientan de la nuestra,
procurando comprender más y juzgar menos. Con frecuencia los obstáculos
resultan en oportunidades que no debemos dejar escapar.
Debemos, asimismo, buscar las
verdades naturales y los valores que determinarán nuestra actitud y nuestras
decisiones. ¿Cuáles son estas verdades y estos valores?
1. UN AMOR POR LA VERDAD, como el
único baluarte de una sociedad justa, progresista y que incluya a todos.
2. UN SENTIDO DE JUSTICIA que
incluya amor y compasión, generosidad, comprensión y sentido de sacrificio.
3. UN ESPÍRITU DE COOPERACIÓN,
basado en la energía que genera la buena voluntad y en el principio de respeto
a los derechos del hombre.
4. UN VERDADERO SENTIDO DE
RESPONSABILIDAD PERSONAL en los asuntos nacionales, comunitarios y de grupo,
con una buena dosis de auto-control en materia de intereses personales.
5. SERVICIO PARA EL BIEN COMÚN,
involucrándonos personalmente en
actividades sociales, con deseos sinceros de compartir. Solamente lo que es
bueno para todos es bueno para el individuo.
Estos son los valores
cualitativos que deben regir nuestro quehacer diario y que generarán la energía
espiritual necesaria. Sobre ellos podíamos construir una sociedad estable,
justa y compartida. Y ya lo dijo anteriormente alguien: “El destino de las
gentes y de sus pueblos está determinado por los valores que gobiernan sus
decisiones”.
Éxitos mis señores candidatos
a la municipalidad de Chupa